Esta constante opresión en el pecho,
este llorar con lágrimas secas,
este llorar para adentro,
esta noche que llega, como todas las otras noches,
esta rutina aplastante,
estas ganas de no salir de la cama,
este astío demandante,
este momento en que todo el mundo demanda y demanda y demanda,
este mirarse el ombligo,
este no mirarme en el espejo,
este silencio ya instalado cuando entro en mi casa,
este no querer hablar
este vacío de momentos me dice,
que es hora de que los pensamientos se conviertan en acción.
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