Creer...

Creer...
de eso se trata...
de creer en uno,
de creer en algo mas allá de uno,
de creer en el bien común,
de creer en el amor, de creer en la amistad,
de creer que se puede,
y de creer que no se pude también como para poder entender, intentar y superarse,
de creer que cada día que nace es una nueva oportunidad,
de creer que si algo no funcionó fue lo mejor para uno,
de creer intensamente en nuestros pensamientos, en nuestras acciones, en nuestras luchas, en nuestras causas, en nuestros aciertos y desaciertos...
¿de creer? la interminable pregunta de creer en algo mas, en un hilo conductor, en un guia, en varios, en todos,
de creer que todos los caminos confluyen en un mismo camino, el tuyo, el mio, el de todos.
Creer, de eso también se trata el día a día...
de creer, en uno.

Decisiones cotidianas (o la imposibilidad de vivir)

Hoy decidí qué comer, agarre cualquier cosa de la heladera la puse en mi plato y comí.

Nada especial, absolutamente nada,

comí unos tirabuzones que tenía con una salsa boloñesa congelada,

una decisión, un pequeña decisión que

resulta ser vital si tengo en cuenta que es la comida del medio día de hoy
y, que si bien mañana voy a tener la posibilidad de elegir mi almuerzo nuevamente

el día de hoy ya paso, la comida de hoy ya paso

y fue un momento y una decisión que ya no va a volver a suceder tal cual como lo fue esta.

Eso es lo raro de la vida, si fuésemos consientes 

que cada pequeña decisión que tomamos es
única, irrepetible e inigualable

sería imposible vivir.