La vida a través del vidrio de un bar la veo siempre distinta, me siento acompañada aunque quizá este sola, siempre tengo a alguien a quién traer, alguien a quien recordar.
Desde el vidrio contemplo la vida de otros....hay tantos otros que no conozco...tanta vida rica de posibilidades...tantos autos que pasan y deseo que vayan a un lugar que valga la pena ir...
… a veces también contemplo mi propia vida.
Surgen alegrías, tristezas, pensamientos profundos, recompensas, descansos, a veces es un lugar de silencio a pesar del ruido, a pesar de los otros...un lugar de lectura, escritura, confesiones, charlas, risas.
Un lugar donde veo el viento en forma surrealista, no me toca pero veo el movimiento de las cosas, entonces confirmo que existen fuerzas invisibles en ese momento mágico donde veo caer las hojas, y recuerdo la nieve que hay en algún lugar alojado con amor y deseo en mi corazón.
Pero siempre termina siendo un lugar donde el momento es bello, de gran gratitud, de entendimiento de la realidad porque concluyo que no hay nada que entender y en ese punto es donde se que comprendo todo.
Amo los bares, la sensación que me produce cada vez que conozco uno nuevo o que me siento en un viejo conocido, amo lo que provocan en mi y lo que veo a través de ellos.
