Si supiéramos de
antemano como nuestros pensamientos van a cambiar
no perderíamos tanto tiempo defendiendo verdades (pasajeramente) absolutas,
estilos absolutos, miradas absolutas, opiniones absolutas.
Si supiéramos de
antemano la comodidad que trae el cambio, el bienestar, la libertad.
Si supiéramos que
muchos de nuestros ideales van a cambiar con el paso de los años y más aun
notoriamente, con el cambio de las décadas.
Si supiéramos que
nuestras ideas y deseos mas fundamentales también cambian, lo que pensamos de
la familia, los amigos, el trabajo, la sociedad, las relaciones.
Si supiéramos de
antemano que con cada estadío de la vida es mejor cuestionar y volver a
responder, romper y volver a armar, andar y desandar, aprender y desaprender,
parar y volver a empezar.
Si supiéramos de
antemano lo importante que es confiar en esos cambios sin culpas (más bien todo
lo contrario) la vida seria sencilla, libre.