A veces no nos damos cuenta en qué momento nuestra mente
detona para no volver a ser, nunca más, la que era antes. Esto
principalmente tiene que ver con las personas, sin duda es por las personas,
nos dejamos influenciar, escuchamos de más, hacemos lo que no queremos por
pertenecer. Observando veo que casi siempre nos pasa a casi todos, los moldes
nos obligan (sin obligarnos) a ser lo que no somos, a desviarnos de nuestro
camino, allí, por no escucharnos a nosotros mismos es donde empiezan los
problemas, somo nuestro conflicto real entre la voz que callamos y nuestro
"deber ser". Todo se traduce en cosas muy conocidas, ataques de
pánico, bulimia, anorexia, soledad, depresión, agresión, obsesión, el
gran conflicto, el gran problema, es que una vez que sentimos algo de todo
eso no hay vuelta atrás, es un sentir que se puede mejorar pero que nos sumerge
en otros moldes que nos obligan (sin hacerlo) a sentirlos siempre, a estar en
alerta siempre, nos llevan a una posición de autoconocimiento permanente, de
limitaciones difíciles de sobrepasar.
Romper moldes es una de las cosas más
dolorosamente liberadoras de la vida, cambiar es aquello que nos mantiene
vivos. Todos tenemos un sentido para nuestra vida, puede que el
sentido cambie con el tiempo y eso está bien, hay que aprender a permitírselo,
a romper ese molde que dice que uno tiene, debe, ser siempre el mismo, no hay religión,
terapia, tratamiento que pueda imponernos un sentido, el sentido está dentro
nuestro, en la voz que callamos, es tan simple como serle fiel a esa voz.
Hay que re educar y re educarnos para no caer, para no dejar de ser en los otros.