Cuando era chica y me preguntaban para qué quería ser grande contestaba..."quiero trabajar y tener mi plata para ir al quiosco y comprarme lo que quiera sin pedir permiso, si quiero chocolante antes de comer, ir y comprarmelo y que no me digan se come despues de comer"...
Hoy, con 33 años, cada vez que voy al quiosco a comprar algo compro caramelos, sonrio por dentro y me voy... sólo por pura rebeldía infantil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.