viernes, 14 de junio de 2013

Historias mínimas ( o "E" de "Esperar")

Esta pequeña historia comienza con un mensaje de texto y continua con el Whatsapp, muy moderno, si, es una historia muy moderna. Resulto que una amiga estaba esperando un chico en su casa y bueno, yo, como amiga me dispuse a hacerle el aguante desde donde estaba, no importaba donde, pero ahí iba a estar para que la espera de ese momento le sea mas llevadera, es terrible tener que esperar a alguien importante solo...
Realmente fue una charla desopilante que pasó por todos los temas, ansiedad, amor, sexo, sangre, comida, mas ansiedad, mas sangre, hambre, mas risas, muchas risas, porque esa era la idea, hacerla reír a toda prueba para que pasen los minutos lo mas rápido posible (aunque sabemos que ese tipo de minutos siempre son los mas lentos)  y ahí estábamos, ella desde su casa poniéndose mas bella de lo que es en cuerpo y alma y yo, primero desde el teatro (en una obra que me ataladró el cerebro, pero bueno ya me había comprometido a ir) y después desde la calle en mi caminata de regreso a casa, se reía, nos reíamos juntas de todo, ella me contaba cosas de su ansiedad y yo le contaba como iba transcurriendo mi noche, buscando un Burguer King para sentirme mas cerca de Dios y una vez que lo encontré le preguntaba de que se quejaba, era viernes a la noche y yo estaba comiendo hidratos, mirando por la ventana, cerca de la casa de un viejo amor (esto último fue casualidad, lo juro) y mi ventana, encima, daba a un gran cartel de promoción de la obra de teatro de Fabio  Mendoza, si con la cara de él y su disfraz de Stravaganza (o como sea que se escriba)... de que te quejas le decía...y nos reíamos juntas.... hasta que ambas nos cansamos de esperar y ella le mando un mensaje, y el contestó pero no entendimos nada de la respuesta, seguiamos sin entender donde se había metido...
El momento mas lindo y mas tenso de todo esto fue cuando finalmente el mensaje de mi amiga decía sencillamente:
llego
llego
esta abajo!
y ahí nomas con toda felicidad le dije "SUERTE" y así terminó nuestro intercambio de mensajes...feliz por la felicidad que sabía ella estaba sintiendo...finalmente y despues de tanta cosa él había llegado.
A las dos cuadras, el silencio del celular me pego un cachetazo... y mi soledad también.  

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